Por supuesto nuestro mejor reconocimiento a un trabajo INCREÍBLE.
¡Hola a todos! ¡Ya estamos aquí!
Bueno… Regresamos el martes 12 de
noviembre pero con la incorporación a la rutina escolar diaria no hemos tenido
tiempo de contaros nuestra experiencia en este primer viaje a Conversano,
Italia.
Es difícil resumir en unas líneas
el conjunto de emociones, aprendizaje y experiencias que hemos tenido el
privilegio de vivir en tan solo cuatro días con nuestros compañeros y ahora amigos de Turquía, Londres y Polonia. No obstante haremos
el intento:
El día 7 de noviembre, alrededor
de las 7 de la tarde, llegamos al aeropuerto de Bari. Allí nos esperaban
nuestros compañeros de proyecto, los ingleses y la coordinadora Donatella de
Italia. Estábamos un poco nerviosas, no conocíamos a nadie, además el viaje
había sido largo (tren hasta Madrid, avión hasta Roma, avión hasta Bari, y taxi
hasta Conversano), pero la primera impresión fue estupenda, la comunicación era
en inglés, y aunque solo nuestra Secretaria domina dicho idioma, nos resultó
cómodo (sin saber, la que no sabe…) comprender el hilo de la conversación;
claro, nos unía un objetivo común: Conocernos, dar a conocer nuestro trabajo
y compartirlo.
Total que nos subimos al taxi que
nos llevo a Conversano. Éste nos dejó en el hotel. Allí nos esperaban los
Turcos y las Polacas. La dueña del hotel nos recibió cariñosamente y con una
amabilidad que nos hizo sentir como si estuviésemos en casa, y este trato fue
así durante toda la estancia. Apolonia se llama. Un encanto de señora. Nos ha
mimado como si fuésemos sus hijas. Llegamos justo para la cena. Allí se cena a
las 20:30!!!. Se nos hizo muy temprano, imaginaros que en España cenamos más
tarde, pero como no nos dio tiempo de comer en todo el día nada (salvo alpiste
de canario que se le ocurrió a Carolina
llevar en el bolso: Barritas de cereales) pues nos vino estupendamente
que fuese tan temprano.
La primera cena algo extraña,
porque aunque era difícil comunicarse (unos hablando en italiano, otros en
turco, otros en polaco, de español nada de nada, inglés), al final, por medio
del inglés, cada uno en su medida de dominio, todos nos entendíamos, curioso ¿no?.....
Al día siguiente: Viernes 8 de noviembre a las 9 de la mañana
caminábamos dirección a la primera escuela con seis clases. Nos recibieron en
el patio, con canciones populares de Italia, después cada clase hizo un círculo
dónde nos invitaron a entrar. Sonó el himno de cada país y bailamos con los
niños. Después dieron un regalo a cada
coordinador de cada país. Posteriormente los niños volvieron a sus aulas y
nosotros visitamos las dependencias de dirección y las aulas del colegio.
Estuvimos bailando en el pasillo con los niños, pasamos a sus aulas, les
enseñábamos nuestra bandera, un libro de imágenes de Alcázar que les encantó,
les dábamos nuestros trabajos como regalo y les encantaba, lo recibían con
mucha alegría.
A las 12 del medio día, nos
prepararon una comida en la sala de profesores con la colaboración de todas las
familias. Platos típicos a rebosar, para no pasar nada de hambre. Delicioso
todo.
El mismo día a las 14h nos
trasladamos caminando a la segunda escuela. Aquí había tres clases. Más
pequeñita y familiar. En ésta nos recibieron con ¡la banda de música!
¡Un
recibimiento maravilloso!, como el de la
escuela anterior. Seguimos a la banda de
música por el pasillo hasta llegar a un aula común, donde nos esperaban los
niños sentados con mensajes de bienvenida, escritos en los distintos idiomas.
Cantaron su himno y algunas canciones, después cada coordinador de cada país explicó a los niños de dónde venía,
como era ese lugar y les entregó los regalos (trabajos hechos por los niños de su país). Luego nos enseñaron
sus aulas, preciosas, sus rincones
comenius, como en la anterior escuela, precioso trabajo de maestras y
niños. Y después…. A merendar, que … como habíamos comimos muy temprano…. Nos
tenían una mesa repleta de dulces típicos, tartas, café, té, leche… Todo hecho
por madres y amigas de las maestras. Unas personas encantadoras que es difícil
de describir con un solo adjetivo.
Bueno parece que por fin acaba
este día de trabajo, de emociones y de experiencias. Volvimos al hotel para
descansar un poco antes de la cena. Deciros que entre tanto estrés, no
parábamos de hablar con los turcos, los ingleses, las polacas y todo en inglés.
Después de la cena, estábamos tan
llenas de comida, que, ¿quién se iba a dormir?, decidimos dar un paseo nocturno
por Conversano, se unieron nuestras amigas las italianas. Pasado el paseo,
decidimos tomarnos una, pero… no cabía la copa en el estómago, entre risas y
buen ambiente, acabamos todas tomando una “camomila” (manzanilla), para el
dolor de estómago es lo mejor. Bueno ya
es hora de dormir.
Al día siguiente, sábado 9 de
noviembre, evidentemente no hay colegio. Nos tenían preparada una excursión
para conocer el pueblo donde estaba su escuela. Nos enseñaron Conversano al
completo. El domingo 10, nos llevaron a Alberobello y a Polignano a Mare, dos
pueblos preciosos a pocos kilómetros de Conversano.
El lunes 11 de noviembre vuelta
al colegio. Visitamos la tercera escuela. Nos recibieron maravillosamente en su
hall con la bandera de Italia, con canciones y con juegos. Después visitamos
las aulas, estuvimos con los niños, bailamos con ellos, cantamos, les
hablábamos de nuestro país,y de Alcázar de San Juan. Estuvimos con ellos hasta las 14h. Por la
tarde tuvimos tiempo libre para ir de tiendas. Siempre acompañadas de nuestras
amigas italianas.
Por la noche tuvimos la cena de
despedida, todas las maestras de las escuelas de Italia nos acompañaron,
cenamos, bailamos música italiana y para finalizar, la tarta: Tenía el logo
ganador del encuentro, el nuestro. Después de la tarta un brindis por el
encuentro, todo había sido perfecto. Ahí se saltaron las lágrimas, imposible
contenerlas, era la despedida, oooooooh, pero no el final, sino el principio.
Y esto es todo muy resumido. El
martes 12 de noviembre volvimos a Bari para coger el avión llenas de cariño,
alegría, con nuevos amigos, con muchas ganas de seguir trabajando en este
proyecto en el que nos hemos embarcado y ya…, pensando en cómo vamos a recibir
a nuestros nuevos compañeros de trabajo y amigos cuando vengan a España.
Ha sido una experiencia
maravillosa que no se puede describir con adjetivos. El poder compartir con
otros maestros nuestro trabajo y nuestra pasión por enseñar. El poder compartir
con otros niños nuestras emociones,
darles la mano, secarles la cara cuando lloran
(nos extrañaban), algún moquete que se ha caído y hemos limpiado, como
no. El comunicarnos, aunque no nos
entendían el lenguaje oral, pero si el expresivo….
Ha sido un conjunto de sucesos que esperamos se repitan en
los siguientes encuentros.
Y sin nada más que contar nos despedimos:
Carolina, Ana y Rosalia.
Tres maestras de El Santo, que han viajado a Conversano, Italia.
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